Andrea Mercedes García González

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Tengo una niña especial, con un corazón gigante.  Siempre viene a terapia con sus muñecos, Lucy (una muñeca y Peppa Pig), no tan solo le doy terapia a la niña, sino también a sus juguetes, La emoción y alegría que ella siente al yo incluir a sus personajes en terapia es contagiosa. Su motivación por realizar las actividades y que yo las haga con Peppa o Lucy hacen que quiera ser mejor profesional. Esto ha aumentado mi imaginación y despierta mi niña interior. Adicional, esta misma niña es compañera de clase de otro de mis chicos con autismo. Un día me tocó darle terapia a los dos y la niña me dice “ Misi estoy tan contenta que pueda ayudarlo, lo voy  a hacer con mucho cariño, verdad Misi?”. Esto me pone a pensar que los niños no conocen diferencias, tienen corazones gigantes y su inocencia los hace ser mejores personas. Aprendamos un poco más de ellos.